Opinión – Con los míos me la juego…
Horacio Correa – Capítulo Universitario
El periodista argentino Dante Panzeri dijo que el fútbol es la dinámica de lo impensado, lo escribió y lo convirtió en una máxima que ayer, hoy y siempre nos sirve para fijar una postura o simplemente justificar lo que antes dijimos y hoy es un bodrio indefendible.
El fútbol es la democracia hecha deporte, es la invitación a la contienda, es la esquina donde opina el que sabe y grita el que ignora, es la vida misma y se juega como venga la mano.
Por eso aunque la lluvia no amaine en las huestes del DIM y la crítica se haga sentir por estos días ante la falta de refuerzos, el plantel poderoso sigue preparándose a toda marcha y ya acumula 6 semanas de trabajo arduo a doble jornada y suma 4 partidos amistosos; el saldo, dos victorias y dos empates, una línea defensiva que día a día se afianza y se hace más segura, la llegada de Arregui que le imprime fuerza y calidad al equipo, los minutos que acumulan Yesid Díaz y Andrés Ricaurte, el apetito goleador que cada día crece en Germán Ezequiel Cano y la aparición de los “nuestros” los juveniles picantes de los extremos, Edwin Mosquera de 18 años y Juan Manuel Cuesta de 17.
Verlos jugar me responde muchas preguntas, me recuerda las razones del gusto y de la gracia natural que alimenta mi amor por este deporte, mi afición por el bravío y la magia silvestre que emana de quienes no piden permiso para hacer una finta, enganchar, hacer un caño y rematar al arco. Son estos jóvenes quienes tienen el futuro del “Equipo del Pueblo” en su piernas y que ante la coyuntura dirigencial tendrán la oportunidad de demostrar en edad juvenil, todo su talento.
La dinámica de lo impensado se vuelve a poner a prueba y razones encontraremos más tarde, ¿es con veteranos? Arboleda, Parra, Tipton, etcétera, ¿o le damos vía libre a los ímpetus de los “nuestros”?
Con los míos me la juego…
1 Comentario
“Es la esquina donde opina el que sabe y grita el que ignora, es la vida misma y se juega como venga la mano”. Nada más que agregar.