Opinión – Celebración roja y azul en el Atanasio
Por: Daniela Paniagua
Luego de empatar dos goles por dos en Cali, Medellín venía con su estado anímico arriba para lograr su única opción este año: la Copa Águila. Fuera de los cuadrangulares y fuera de la fiesta de fin de año del Fútbol Profesional Colombiano, su esperanza se enfocó en el campeonato y entre tantos tropiezos este semestre, lograron ser superiores, mejores en el campo de juego, vencedores de la serie, un cupo a la Copa Libertadores y por supuesto el trofeo.
Desde el inicio del partido, las emociones y el ambiente en el estadio parecían ser premonitorios, casi 40.000 espectadores presentes, para observar la primera copa de Aldo Bobadilla como técnico, la primera copa de Germán Ezequiel Cano con el equipo de sus amores, como lo manifestó para varios medios, y el cuarto título del arquero David González.
En la historia del club reposarán nombres como el de Jonathan Marulanda, Jesús David Murillo, Andrés Cadavid, Adrián Arregui, Didier Moreno, Andrés Ricaurte, Elvis Perlaza, Déinner Quiñones, entre otros que jugaron para conseguir la anhelada copa y el primer título en esta competición para Independiente Medellín. Lágrimas, júbilo, alegría y orgullo: combinación de éxtasis en las tribunas con el gol de Arregui y Cano, que sentenciaron desde el primer tiempo la balanza para el local.
Deportivo Cali empujó en el segundo tiempo pero en la noche del 6 de noviembre, la suerte acompañó al DIM y las mejores jugadas las protagonizó el rojo de la montaña. Este es el título de los jugadores, la hinchada, el cuerpo técnico y dirigentes que no dejaron de creer y soñaron de nuevo con levantar la copa, tan esquiva a veces para el Poderoso. Esta vez, la celebración es para ese grupo de personas, que ganaron y coincidieron también con el merecimiento del máximo trofeo en este certamen.
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