Las cestas antioqueñas son sinónimo de oro
Por: Jaime Herrera Correa
Vicepresidente Acord Antioquia
Nadie duda que “lo dimos todo en la cancha”, como resaltó Yerry Mina, sóloque el presente de la Selección de Colombia ilusionaba con llegar más lejos en el Mundial de Rusia-2018.
Lo que ha hecho el baloncesto femenino en los últimos dos años se puede calificar de hazaña. Ganar la medalla de oro de manera consecutiva en tres eventos del ciclo olímpico es propio de los grandes de la actividad muscular. Lástima que las chicas se tuvieron que foguear con hombres para ganar fuerza y experiencia, y en el país estos triunfos sólo motivan a los dirigentes a recortarle presupuesto al deporte.
Y para orgullo de esta región es que para alcanzar el metal dorado en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta-2017, Juegos Suramericanos de Cochabamba-2018 y Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla-2018 se contó con una base antioqueña con muchachas que tienen que estudiar, trabajar y entrenar porque en este país es imposible vivirdel baloncesto.
El técnico fue Luis Miguel Cuenca, experto en alcanzar títulos con las chicas montañeras, de asistente estuvo Ricardo Pinzón, quien fue formado por el gran adiestrador Luis Fernando Pérez y representa la nueva generación de la dirección de la cesta departamental. Y en la cancha de 28 metros de largo por 15 de ancho Tania Acosta, Manuela Ríos, Carolina López, Juliani Paz y Jenifer Muñoz se encargaron de poner a prueba la berraquera paisa en cada disputa de la pelota naranja.
Y lo mejor de todo es que en los Centroamericanos se les ganó a los grandes de la región: Puerto Rico y Cuba. Eso fue gracias, según Luis Miguel Cuenca, a “un proceso de siete años con la misma base que nos ha servido para sumar nuevas capacidades y descubrir el potencial que se tiene”.
Mientras en Colombia cada día son menores los recursos económicos para el deporte, en especial para las disciplinas colectivas, las amantes de la cesta en el país ratifican que cuando se trabaja con el corazón, la disciplina y los deseos de superación, se puede dejar huella y dar buen ejemplo.
De lo anterior no le quedan dudas a Jenifer Muñoz David, una alero experimentada que chicanea de manera merecida exhibiendo los tres oros que ha ganado con la Selección en las distintas prueba internacionales.
El secreto, según esta estudiante de Profesional en el Deporte y entrenadora de los semilleros de la Universidad de Medellín y el Colegio El Sufragio, estuvo en “el compromiso de cada integrante, en los fogueos frente a los hombres, en los deseos de ser siempre buenas jugadoras, en el corazón que ponemos en cada partido y en que para nosotros es igual de importante la defensa y el
ataque en todos los encuentros que tenemos”.
Esa mentalidad ganadora es el común denominador de las demás chicas del proceso maicero que le aportó a la Selección Colombia, que luego de conseguir los tres oros le apostará a la clasificación para el Preolímpico, en el Suramericano de finales de agosto en Tunja.
A Carolina López, la armadora, estudiante de Administración de Empresas y otra de las experimentadas del grupo, no le quedan dudas de que la cosecha positiva continuará para el baloncesto femenino. Ella resalta con orgullo que “acá sabemos jugar en equipo, le apostamos al proceso y tenemos una defensa clara”. Por esa razón cree que se dio un golpe de opinión y se anotó el aporte paisa en la Selección para hacer historia con los tres oros consecutivos y lograr una hazaña más: quitarle el invicto a Cuba en los Centroamericanos, ya que llegó a Barranquilla siendo el monarca de la cesta de tres Juegos consecutivos y tuvo que resignarse ante la calidad de las colombianas gracias al buen proceso que armó desde Antioquia el entrenador de Copacabana Luis Miguel Cuenca con sus pupilas de las selecciones de Antioquia.
Voces de satisfacción
“Fue un logro demasiado grande al vencer a Cuba que venía ganando el primer lugar de manera consecutiva en los últimos 12 años. La continuidad fue clave y alcanzamos buenos resultados porque nos sobran ganas”. Yuliani Paz Perea, pivote
“Fue un proceso arduo, la meta era el podio, luego vimos que podíamos llegar a la final y trabajamos para ello. Con este grupo y las categorías menores se ha mejorado la base técnica y táctica
para igualar a las potencias”. Ricardo Pinzón, asistente técnico
“La clave del triunfo estuvo en contar con un entrenador con su sabiduría para plantear los partidos; nosotras, que practicamos el básquet con amor, mantuvimos la fe intacta apoyadas en buena
defensa y ataque efectivo”. Tania Acosta Díaz, alero
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