Jesse Owens, el símbolo de la paradoja racial en Estados Unidos
Juegos Olímpicos: la excusa para hablar de América
Por Sara Hernández Castaño – @sarastefania
Agencia Informativa Acord Antioquia
Sin duda, una de las historias más simbólicas de los Juegos Olímpicos, fue cuando Jesse Owens, atleta afro estadounidense, ganó cuatro medallas de oro en Berlín 1936, ante la atenta mirada de Adolf Hitler. El nacido en Alabama llegó primero en los 100 m., los 200 m., conquistó el salto de longitud y conformó el equipo que ganó en los relevos 4×100 m.
Sin embargo, pese a ser uno de los hombres más reconocidos del mundo, al llegar a su país, siguió sufriendo las leyes racistas de su nación, pues debía sentarse en la parte de atrás de los buses, no podía ingresar a hoteles de lujos. A tal punto que, a los cuatro meses de la gesta, compitió en velocidad con un caballo, para poder comer.
Después de siete décadas y sinnúmero de manifestaciones, Estados Unidos sigue teniendo episodios de segregación racional y xenofobia, como la que se vivió con George Floyd, cuando un policía de Minneapolis lo asfixió hasta quitarle la vida.
Aun así, los afros han sido uno de los pilares fundamentales de la historia norteamericana, no solo por su inalcanzable mano de obra, o por los cimientos de su música, también, porque han hecho de su deporte una potencia.
Y es que los del norte, han participado en 27 ediciones de las Olímpicos, de los cuales han ganado la mitad, siendo el país con mayor número de medallas conseguidas: 1.022 de oro, 794 plateadas y 707 de bronce, para un total de 2.523. Suma que han construido, en gran medida, los deportistas negros, como Robert Beamon, Florence Griffith Joyner, Wilma Rudolph, Simone Biles quien alcanzó cuatro presas doradas y una de bronce, en Brasil 2016, o el mítico Carl Lewis, ganador de diez preseas máximas.
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