Emilia de Fontán Comenzó en Medellín hace 61 años una carrera que no para
Por: Carlos Mesa Leal, Socio ACORD
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Un reportaje con Emilia de Fontán es un reto, porque no sabes dónde empezar y a la vez una fortuna periodística por la calidad y riqueza de su historia.
¿Escogerías acaso un “lead”con la faceta deportista, de una dama profesional, con preparación de nivel superior; Licenciada en filologías románicas, educadora, doctora en psicología, catedrática, fundadora y actual rectora del Colegio Fontán, uno de los mejores de Colombia?
O acaso te inclinarías con la noticia de que Emilia recibió ayer un homenaje, con motivo de la clausura del Suramericano de Atletismo Senior Master, como cabeza de un grupo de veteranos lleno de medallas, con un nivel técnico altísimo, y lo más importante con un mensaje poderoso de vida, disciplina, esperanza y movimiento que Colombia lanza al mundo?
Imagen viva de una delegación donde encontrarás, no sólo el ejemplo de esta pequeña y livianita atleta de 90 años, sino de muchos más como el de Hernán Barreneche, que acaba de ganarse la Maratón de Boston en su categoría de 70 años, o el de Carmenza Morales que a sus 48 años está corriendo como nunca, al superar a todas las categorías en los cinco y 10 mil mts?
Valga por el momento estos dos ejemplos, el resto te los cuento después; o mejor tres con el de Emilia, que se ganó tres medallas de oro en este suramericano, y que mantiene vigente su marca continental en 100 y 200 mts planos.
O si eres más estricto empezarías por el formidable palmarés de esta campeona, que llegó a Medellín por caprichos del destino, hace 61 años, proveniente de su natal Barcelona en España. Presidente de la Atlemaster colombiana, y de la Asociación Master de Antioquia, en su juventud jugó baloncesto con el equipo campeón departamental. Campeona mundial Máster en 100, 200, y 400 metros y declarada mujer deportista del año varias veces en Antioquia.
O en cambio, si eres un periodista romántico, te inclinarías por la hermosa historia de amor de Emilia y de su esposo Buenaventura Fontán -ya fallecido- cuando de novios adolescentes tuvieron que separase porque Emilia se ganó una beca para estudiar en el Javiera Londoño de Medellín. Ella no solo se las ingenió para acomodarse en el medio, sino que al poco tiempo ya dictaba Latín en el Colegio donde estudiaba y luego movió palancas para conseguirle un trabajo a su enamorado en Medellín. En esa historia de la Emilia paisa hace 62 años también se las arregló para subir los escalones de una increíble carrera profesional que la llevó a fundar su propio colegio, darle el apellido de su marido, y convertirlo en uno de los más prestigiosos del país.
Amante de las cosas sencillas, de las imágenes hogareñas y de la rutina diaria, escojo para empezar un día normal en la vida de Emilia de Fontán: se levanta a las tres de la mañana, a las cuatro está entrenando en la Pista del Alfonso, a las cinco hace su sesión de Gimnasio, y a las siete en punto está despachando en la rectoría del colegio. Quién creería que una vida tan sencilla como está podría hacerla tan feliz?
“Mientras Adriana entrenaba yo le daba vueltas al estadio”
Cuando la ves de cerca, no te impacta su físico, por su baja estatura y su peso que no llega a los 50 kilos; te sorprende la personalidad que irradia, la seguridad con que afirma sus conceptos y la increíble claridad de su mente. En el momento no comprendí sus palabras cuando me decía que se sentía más joven de la cabeza que de sus ágiles y veloces pies.
Pero no es la única sorpresa, pese a su escaso tamaño, fue una extraordinaria basquetbolista, que fue el deporte con el que empezó. El atletismo es una historia de muchos años después, cuando su hija adolescente comenzaba sus entrenamientos en la piscina local de la Liga de natación.
“Siempre acompañé a Adriana en sus entrenamientos cuando comenzó. Como me tocaba esperarla, decidí entretenerme corriendo alrededor del Estadio, y así empecé, hasta ahora, nunca he parado”
El generalísimo Franco en el destino de Emilia
“Hace 62 años el gobierno del gobierno del general Franco dio una beca para las dos hijas del expresidente Carlos Lleras Restrepo, que estudiaban en Medellín. A cambio, ese colegio,el Javiera Londoño, dio dos becas para dos estudiantes españolas, que vinieran a Medellín en dicho intercambio. Me tocó dejar el novio en España, con el que llevaba cinco años. Enel esa época en el Javiera, en los dos últimos años de bachillerato se enseñaba latín. Una vez el cura que dictaba se enfermó y a mí me propusieron que lo reemplazara. Me fue tan bien que el rector me dijo: si no te vas otra vez a España, aquí tienes tu puesto; pero yo me conseguí otro trabajo para mi novio, gracias a una rosca que yo tenía con un catalán, que era amigo del rector de la Universidad de Antioquia.. Luego regresamos a España, nos casamos, para después volver y comenzar a trabajar juntos como educadores. El se murió hace 21 años”
“Yo no era armadora, me encargaba del armador”
Cuando me dijo que jugaba baloncesto, relacioné su inteligencia con su estatura y determinación; así es que me animé a adivinarle su puesto. No me equivocaría si le preguntaba a una antigua amadora. Pero no, con su risa contagiosa nos contesta que al contrario, siempre la ponían a marcar a la mejor jugadora contraria. Siempre las anule´, dice y vuelve a sonreír, como siempre
“Cada vez que tenia un hijo,-tuve cuatro- para recuperar mi figura me gustaba entrenar basketbol; estuve como 25 años jugando ese deporte, pese a que era tan bajita, pero en ese entonces ese detalle no importaba mucho”
Campeona suramericana hace 20 años, hoy triple medallista en Medellín.
“Cuando llevaba un año practicando el atletismo, me especialicé en 400, 800 y 1,500 mts. Fue así como gané mi primer título suramericano en Sao Paulo, Brasil. De eso hace 20 años. Hoy solo hago la velocidad. Tengo actualmente el récord nacional y suramericano en los 100 metros con 23.9. Creo que he mejorado mucho porque tengo un entrenador privado desde hace 10 años. Me gusta hacer las cosas bien y por eso me entreno mucho. He tenido tres gimnasios en los últimos años: el Body Tech, Forma y el Arena Fit”.
El 26 de diciembre de este año, Emilia cumplirá 90 años y ya está haciendo el papeleo para adquirir la nacionalidad colombiana. Ella cree que por no ser nacional todavía el gobierno departamental no la ha distinguido entre las muchas mujeres que vienen siendo destacadas por el mérito de su trayectoria. No me queda duda de que le van a hacer ese homenaje y muchos más, no sólo por su carrera, sino porque su vida misma es una gran carrera que solo Dios sabe cuándo va a parar. Nunca ha parado de correr y jamás ha dejado de sonreír. Ya nada me sorprenderá de Emilia, ni siquiera verla dentro de 10 años atendiendo las citas en la rectoría del Colegio Fontán. Nadie lo extrañará y para ella, es normal. Seguirá levantándose a las tres de la mañana y esperará que a las cuatro abran el estadio de Atletismo, para calzar sus Spides.
Ese día tal vez entrenemos juntos campeona. ¡Felicidades!
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