El tejo: un legado de los Muiscas y un patrimonio cultural
Por Jorge Zuluaga – Capítulo Universitario
Agencia Informativa Acord Antioquia
El tejo es uno de los pocos tesoros que aún se conservan luego de la conquista y colonización española. Este deporte fue creado y moldeado por la cultura colombiana e incluso ha sido la herramienta de muchos políticos para ganar adeptos. Aquí un pequeño repaso de su origen y consolidación en el país.
El zepcuagoscua, como se le llamó al principio, comenzó a ser practicado desde hace más de 500 años por los Muiscas que habitaban los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Al inicio esta actividad tenía una connotación divina ya que los nativos simulaban ser sacerdotes y se reunían en una cancha que representaba su bohío y utilizaban esmeraldas y oro para lanzar.
Si la práctica era en la noche, los muiscas se la ofrecían al dios Chía, que para la mitología precolombina era la Luna. Si era de día, era para Zué, dios del Sol. Para los Muiscas el universo era circular y por eso muchos de los utensilios utilizados para su práctica tienen forma redonda.
Tumerqué, un pequeño municipio de Boyacá, fue el lugar en donde nació y empezó a expandirse el tejo y a medida que crecía se iban construyendo diferentes canchas y el oro y las esmeraldas las fueron cambiando por piedras y elementos de hierro.
El juego fue evolucionando hasta que se comenzó a adquirir estándares y reglas para darle un carácter, por así decirlo, más profesional. Se empezaron a delinear las canchas de 19.5 metros de largo por 2.5 metros de ancho y la distancia desde el lugar de lanzamiento a la cancha comenzó a ser siempre de 2.5 metros.
A principios del siglo XX el tejo era practicado más que todo entre los sectores populares y las élites miraban con desdén esta práctica, incluso asociaban las canchas de tejo con el crimen, los desmanes y el licor, ya que era muy habitual allí el consumo de chicha, bebida que también hace parte de las tradiciones muiscas.
Más adelante, para después de 1930, algunos sectores de la élite quisieron darle un vuelco a la mirada despectiva que se le daba al tejo desde ese sector de la sociedad y pretendieron elevarlo a la categoría de deporte con la ayuda de los medios de comunicación. Gracias a esta iniciativa el tejo poco a poco se fue metiendo en los corazones de más y más colombianos.
Tanto fue su impacto sobre las masas que incluso muchos líderes políticos vieron en el tejo una oportunidad para ganar adeptos, como Jorge Eliecer Gaitán que aglomeraba multitudes cada que iba a jugar en el campo de tejo Villamil, un lugar insignia para los amantes del tejo en Bogotá que más tarde desapareció.
De igual manera, los expresidentes Virgilio Barco, Alberto Lleras Camargo y el culto Alfonso López Michelsen iban a buscar votos al campo Villamil. Luis Carlos Galán inclusive lanzó su candidatura presidencial en una cancha de tejo.
El 4 de septiembre del 2000 el tejo fue declarado como deporte nacional. El proyecto de ley fue presentado por Plinio Mendoza Salamanca, Representante a la Cámara del departamento de Cundinamarca y tuvo como ponente al reconocido locutor deportivo y entonces Senador Édgar Perea. El tejo también tiene un himno oficial y en su tercera estrofa se le hace un sentido homenaje a estos dos hombres:
Patrimonio y Ley de la patria
Lucha de un hombre ferviente y tenaz
Edgar Perea el ponente
Plinio Mendoza el autor.
A pesar de la estrecha relación entre este deporte y los colombianos, solo en 2019 el presidente Iván Duque sancionó la ley que declara y reconoce al tejo como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Nación a través de la Ley 1947 del 8 de enero “por su expresión cultural y deportiva” y también reconoce al municipio de Tumerqué como el pueblo origen de esta disciplina.
Hoy en día el máximo organismo que regula este deporte es la Federación Colombiana de Tejo, fundada en el año 1954, que organiza las diferentes ligas departamentales y coordina eventos internacionales que han contado con la participación de países como Venezuela, Perú, Ecuador y Brasil. Incluso el tejo se practica en países como España, México y Estados Unidos.
En Antioquia el tejo tuvo mucho protagonismo sobre todo en el campus de la Universidad de Antioquia, allí los trabajadores usaron este deporte como recreación y esparcimiento. Hoy en el museo del estadio Atanasio Girardot reposa sobre una de sus esquinas un espacio dedicado al tejo y su historia.
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