El fútbol con mujeres. ¿Un deporte no “popular”?
Por: Julián Ochoa
El historiador, sociólogo, escritor y periodista inglés David Goldblatt ratifica la sentencia del mexicano Juan Villoro “El futbol es un sistema de representación de la realidad” cuando ha dicho que el fútbol es un sistema de representación de la realidad”. No dista del técnico campeón mundial César Luis Menotti cuando escribió que “El fútbol es como la vida, sólo algo más palpitante”. Y no ha faltado quién diga que “el fútbol es como la vida misma” achacándola al detractor Borges, que dijo muy serio “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”.
“El fútbol es popular porque la estupidez es popular. En mi país, una acepción de lo “popular” es lo opuesto a “élite”, sin pasar por degradé. Un colegio popular es aquel donde no se paga y su opuesto es uno donde vale se necesita más de 500 dólares al mes para tener allí un estudiante.
El fútbol con hombres -no me gusta decir fútbol masculino o femenino, porque es el mismo, solo que hay fútbol con mujeres y fútbol con hombres- es casi como la pirámide económica de la sociedad. En cada clase, una proporción y viene la obviedad, en las de menos recursos disponibles, más futbolistas. La llegada al fútbol profesional a veces lo refleja.
En el primer fin de semana de junio, en las 4 ciudades más “elitosas” y más populares de Colombia, hacen la final de la Copa Nosotras de Fútbol Femenino. Cuando vi la lista de colegios finalistas en Antioquia, me dio un déjà-vu y me pareció que antes me había hecho una pregunta que no me respondí tal vez por ese temor de hablar de “clases sociales” que nos embolsillamos.
Las 4 finalistas infantiles son de los colegios San Ignacio, Marymount, Montessori y Columbus School. Las juveniles son de Concejo de Itagüí, Pascual Bravo, Vallejuelos y Columbus School. Porque no vi a Cumbres, me di cuenta de que el dato no es viejo, pero en años anteriores había visto lo mismo y no fueron pocos los colegios participantes. En las 4 ciudades participan más de mil futbolistas.
El 75% de los colegios clasificados no son populares. ¿Y entonces? ¿Se invirtió la pirámide? ¿Es el fútbol de mujeres de élite? Tal vez la explicación esté en el recurso humano, convicción y gestión de los colegios “populares”.
A comienzos de este siglos, la iniciativa de los profesores del colegio Lola González hizo a sus chicas varias veces campeonas nacionales en voleibol y baloncesto. Provenían del desfavorecido barrio El Socorro, en la Comuna 13 y vivieron una intensa dedicación haciendo este caso aislado casi irrepetibles en el sector público colombiano es inferior en recursos para la educación al sector privado. Pero de a poco, no es el único y otros se interesaron, copian y acabaron con la hegemonía.
Recurso humano, gestión y convicción son más fáciles de encontrar en los colegios privados y por eso las figuraciones de este comienzo de siglo. De hecho, desde comienzos del siglo pasado, gran cantidad de deportes fueron jugados por élites que podían acceder a implementos de práctica y de a poco se fue dando su masificación o “popularización”.
Asimismo, el entusiasmo, el orden, la destinación de recursos y la gestión para que se dé la competencia se irá regando y muchos colegios harán del fútbol de mujeres lo que ya hacen con el voleibol y el baloncesto, y no se limitará esta actividad a los progresos de las escuelas de fútbol o entes municipales que reúnen chicas por espontaneidad, sino por colegios con selecciones y torneos organizados. Es cuestión de tiempo.
Y no de mucho tiempo. El citado David Goldblatt lo anticipó hace unos días: “Cuando estudias la historia del fútbol, te das cuenta de que cuando un grupo que no ha podido jugar a fútbol… y, ahora que las mujeres tienen cada vez más oportunidades, esa fiebre por el fútbol empieza a desarrollarse. Es una realidad y es sólo el inicio. Si tuviéramos esta conversación dentro de diez años, nadie se preguntaría ¿por qué nos molestamos por el fútbol femenino? Muchos dirían: ¿Por qué hemos estado tanto tiempo ignorándolo? Es el futuro”.
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