El baloncesto en los barrios de Medellín transforma vidas
La ciudad de la Eterna Primavera es basquetera por excelencia, después del fútbol, es el deporte en conjunto que más se practica en canchas públicas en diferentes barrios, espacios administrados por el Instituto de Deportes y Recreación de Medellín.
Por Fredy Pulgarín y Daniela Paniagua
Dice la historia que, en 2021, el baloncesto cumplirá 130 años, y que fue un profesor de educación física en E.E.U.U. el que se inventó un juego de interior, a partir de dos cestas de melocotones con el objetivo de meter la pelota en ellas, para mantener en forma a los estudiantes durante el invierno. Hoy, es uno de los deportes en conjunto más practicados en el mundo y Medellín no se queda atrás: existen 43 clubes de baloncesto con reconocimiento deportivo vigente, en los que cientos de niños y jóvenes utilizan las canchas públicas de la ciudad para seguir encestando sus sueños y proyectar este deporte al nivel al que hace años debería estar.
Para ello, el programa de desarrollo deportivo del Inder Medellín promueve el acceso al entrenamiento y a la formación de jóvenes promesas de este deporte que se encaminan hacia el desempeño de alto rendimiento. Los profesores Juan Carlos Posada y Javier Mosquera, además de ser formadores en este programa, lideran el Club de Baloncesto ABA, en el cual conciben el deporte como un espacio para transformar vidas, alejar a los muchachos de las esquinas y permitirles pensar en un proyecto de vida a través del deporte.
“El Club nació en el barrio Boyacá Las Brisas con el propósito inicial de atender niños de ese sector que a través del deporte pudieran desarrollar formas distintas de relacionarse con los demás, ser disciplinados, competir sanamente y desarrollar buenos hábitos de vida”, afirmó el actual presidente y entrenador, Javier Mosquera.
La Comuna 5, al noroccidente de la ciudad, ha sido testigo del talento, los dribles y los pases de los niños de esta zona, uno de los lugares de Medellín donde más se ha visto la transformación social en los últimos años. Allí está ubicada la Unidad de Vida Articulada Sin Fronteras, Uva, que integra Castilla, el Tricentenario y algunos barrios vecinos, y que permite el acceso al deporte, la gestión cultural, las artes y el bienestar. Esta Uva es la casa del Club ABA, que actualmente cuenta con cerca de 100 deportistas, en todas las categorías y continua trabajando con la misma idea: “cumplir sueños tras la pelota naranja, pues muchas veces el deporte es la única salida”.
Hasta el momento, con el proceso de desarrollo deportivo del Inder Medellín, han salido campeón tres años consecutivos en el Festival de Festivales, de la Corporación Deportiva Los Paisitas; en el 2018 lograron la corona con el elenco masculino y en 2019 y 2020 con el equipo femenino. El camino para ellos siempre ha sido proyectar y mostrar a los más pequeños la constancia, el respeto y la disciplina. “La parte humana es lo principal”, comentó el profe Juan Carlos, con orgullo y satisfacción.
Esa misma filosofía se sostiene en el Club, que coordinan Javier y Juan, con niños y niñas desde los 14 hasta los 21 años, que deciden si seguir el proceso que llevaban con el programa de desarrollo deportivo del Inder Medellín. Y de esta manera, consolidar la proyección de deportistas que seguirán por el camino del alto rendimiento.
Lo cierto es que, lo que inició como una estrategia social para focalizar el camino de muchos niños, se convirtió en la pasión y el día a día de Javier Mosquera y Juan Carlos Posada, y aunque la pandemia los alejó de las canchas y de paso a los chicos y chicas de la pelota, se las ingeniaron para hacer entrenamientos diferentes, virtuales e invitar a referentes del baloncesto, lo cual sirvió como filtro para quedarse con los que aman lo que hacen, tanto como ellos.
Además de los triunfos, los aprendizajes, las enseñanzas, las cestas, los pases y la inspiración a través del baloncesto, llevan consigo ese legado ineludible, de entender el juego como un elemento de transformación social, y de que el deporte en sí, es salvación.
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